Este es el postre que Willy Wonka crearía si fuera el rey de Invernalia.
En realidad es una chorrada muy gorda, literalmente tres ingredientes y un poco de tecnica. De hecho, es tan tonto que le hemos añadido el praliné para darle un poco de emoción a la cosa.
85 gr chocolate
250 ml agua
1 sobre de lecitina de soja (si, de esa que se toma para bajar el colesterol)
Fundamentalmente consiste en hervir el chocolate en el agua hasta que se disuelva totalmente y tenga el aspecto de agua de charco que sirven los ingleses cuando les pides un chocolate caliente.
Disuelves el sobre de lecitina, mezclas bien y refrigeras una hora.
Lo ideal es hacerlo en un recipiente alto, porque vamos a meter la batidora a saco y crear espuma, burbujitas, muchas. Con mucho cuidado, las cogemos con una cuchara y las depositamos en un recipiente con tapa (un tupper de toda la vida). Repetimos el proceso hasta que todo el liquido se haya hecho burbujas. Congelamos.
A la hora de servir la apariencia es como un bizcocho muy esponjoso, solo que al meterlo en la boca se desvanece y deja únicamente el sabor del chocolate. Es una tomadura de pelo si te cobran por ello, porque realmente estás comiendo burbujas de aire con sabor a chocolate, pero como de momento en mi casa se come gratis...
En esta versión añadi a la mezcla de chocolate negro, una cucharada de praliné de almendras, y al de chocolate blanco una cucharada de praliné de pistachos. Realzan muchísimo el sabor.
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