Homenaje a la Nocilla |
Pertenezco a la generación que se crió con el famoso "lecheee, cacao, avellanas y azúcar... Nocillaaaa". Incluso debo confesar que alguna vez intenté "fabricar" Nocilla siguiendo esas sencillas instrucciones, para terminar con una especie de "maseta" incomible que debias dejar en remojo varios días si querías desincrustarla de la batidora.
Así que, por mi cumpleaños, decidí rendirle un merecido homenaje, con una receta algo más elaborada.
INGREDIENTES
Para la "leche"
Nata líquida para montar
Leche evaporada
Avellanas
Para el "cacao"
125 gramos de chocolate para fundir
125 gramos de mantequilla
150 gramos de azúcar
2 huevos grandes
75 gramos de avellanas troceadas
75 gramos de harina de repostería
1 cucharada de azúcar avainillado
Para las "avellanas"
1 vaso de Frangelico (o cualquier otro licor de avellanas)
2 hojas de gelatina
150 gr avellanas tostadas
1/2 litro leche entera
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 cucharadita de cacao en polvo
2 yemas
200 gr azúcar
1 cucharadita de Frangelico (ya que lo hemos comprado, habrá que amortizarlo)
Sal
Para el "azúcar"
200 gr de azúcar
63 ml de agua
63 ml de glucosa líquida
1 cucharadita de esencia de vainilla
Colorante amarillo en gel
Como vereis, cuatro ingredientes de nada, vamos, que se hace en un pispas. Voy a respetar el orden de la cancioncilla, aunque lógicamente ese no fue el que seguí en su momento.
LECHE
Esta fue la parte más sencilla de todo el postre. La idea vino por esa costumbre tan británica de regar los bizcochos con nata líquida en el momento de servir.
Simplemente monta ligeramente la nata, y rebájala con la leche evaporada. Al servir, ralla unas avellanas sobre el vaso, más que nada para dar aroma y un poco de misterio al tema, que siempre habrá quien diga que nos hemos limitado a poner un vaso de leche (y no miro a nadie, Enrique)
CACAO
En honor a mi amiga Pili, hice un brownie, pero sustituyendo las típicas nueces por avellanas. No soy yo muy de brownie, lo encuentro uno de esos bollos densos que se hacen fuertes en el estómago y tardas días en digerir, así que le voy a dar un repaso rápidola receta, aunque hay mil y todas muy buenas.
Como en todas las recetas de bizcocho, empezamos precalentando el horno a 180 grados. A continuación derretimos el chocolate al baño maría. Es importante que no llegue a hervir, porque se adultera el sabor. Cuando este casi derretido añadimos la mantequilla cortada en dados y mezclamos vigorosamente.
En un cuenco aparte, batimos los huevos y el azúcar hasta obtener una mezcla blanquecina y espumosa. Añadimos el chocolate y mezclamos bien (haciendo brazo).
Finalmente añadimos la harina tamizada y vertemos en un molde engrasado. Distribuímos bien las avellanas y horneamos durante 30 minutos.
AVELLANAS
El Frangelico es un licor infame que solo se le puede ocurrir a un fraile muerto de asco en algún monasterio en medio de los Alpes, pero para postres puede ser útil.
En este caso lo usamos para hacer una gelatina de avellanas que acompañara al helado de avellanas. La receta del helado la repito, aunque he perdido la esperanza de que me hagáis caso con lo de la heladera. Claro que en este caso siempre podéis comprarlo hecho.
Para empezar trituramos las avellanas hasta que formen una crema ligera. Los frutos secos sufren una metamorfosis curiosa cuando se trituran. Primero se convierten en polvo, luego en pasta, y al seguir triturando, la avellana soltará su aceite y se transformará en una papilla líquida. En total unos 10’.
En un cazo echamos la leche, la vainilla y el cacao y mezclamos. Llevamos a ebullición a fuego lento para que el cacao se deshaga y no queden grumos.
Mezclamos en un cuenco las yemas y el azucar, pero sin batir (como James Bond, stirred, not shaken). Lo añadimos a lo anterior, fuera del fuego, removiendo rápidamente para que no se cuaje.
Ponemos de nuevo al fuego sin dejar de remover continuamente la mezcla hasta que espese, unos 5’ más o menos. Agregamos una pizca de sal y el Frangelico. Removemos y retiramos del fuego.
Finalmente añadimos la pasta de avellanas sobre la crema, mezclamos y dejamos enfriar un poco. Colamos la mezcla a una jarra y dejamos refrigerar unas horas antes de mantecarla en la heladera.
AZUCAR
Esta fue la parte más difícil porque no sabía como representar este ingrediente en el plato y no estoy dispuesta a comprarme una máquina para hacer algodón de azúcar, así que empecé a hacer pruebas hasta conseguir una especie de ovillos de hilo de azúcar dorado.
Lo primero que hay que hacer es cortar las puntas a unas varillas de metal hasta que parezcan uno de esos chismes como arañas que sirven para dar masajes en la cabeza.
En un cazo de fondo grueso, poner a calentar el azúcar, el agua y la glucosa. Llevar a ebullición y hervir a fuego lento hasta los 149 grados, sin mezclar en ningún momento (ver entrada de técnicas de cocina)
Retirar del fuego y esperar 1 minuto hasta que deje de hervir. Añadir el extracto de vainilla y el colorante. Dejar enfriar.
Sumergimos las puntas de las varillas y escurrimos un poco. Colocar en vertical sobre una lámina de papel de hornear y balancear de lado a lado formando hilos. Cuando tengas suficiente unir en una bo,ita para que parezca un ovillo.
Se conserva varios días en un tupper cerrado. NO SE OS OCURRA dejarlo sobre papel absorbente si no queréis q desaparezca.
Una vez hechos todos los ingredientes, emplatar y rodear con un cordón de cacao puro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario